Para PLATON eran las ideas o tipos ejemplares de cada cosa. Las cosas concretas que percibimos con nuestros sentidos y entendimiento.
Tradicionalmente el término paradigma se ha aplicado al conjunto ordenado y finito de flexiones de una misma base o raíz. Según este criterio se han establecido las declinaciones y conjugaciones del griego o del latín, o las series estructurales del tipo blanco, blancos, blanca, blancas. Sin embargo, los métodos de la lingüística moderna han incorporado a la definición de paradigma el conjunto de rasgos contextuales , y los paradigmas se han establecido con relación a estos rasgos. Así, «un sistema de variaciones morfológicas que corresponde a un sistema paralelo de variaciones contextuales constituye un paradigma» (Nelson Francis).
Igualmente pueden aislarse paradigmas actuando en sentido inverso: partiendo no de la base o raiz, sino del contexto. En este caso, el número de miembros de un paradigma es indefinido.
Igualmente pueden aislarse paradigmas actuando en sentido inverso: partiendo no de la base o raiz, sino del contexto. En este caso, el número de miembros de un paradigma es indefinido.
Así, por ejemplo, el conjunto de elementos que pueden ocurrir en el contexto «el más ...» constituye un paradigma (determinando en este caso concreto la clase de los adjetivos calificativos). Desde este punto de vista, se puede definir al paradigma como una clase de equivalencias; es decir, una clase cuyos miembros son equivalentes con respecto a uno o más rasgos linguísticos.
Paradigma, es conjunto de formas flexivas que toma una unidad léxica o conjunto de unidades léxicas que pueden aparecer y ser intercambiables entre sí en un determinado contexto.
En la gramática tradicional se utiliza este término para designar al conjunto de formas flexivas que toman las palabras que presentan flexión, es decir, variaciones en su forma: la conjugación en el verbo; la declinación en sustantivos, pronombres y adjetivos en las lenguas que presentan la categoría de caso... Así: -ré, -rás, -rá, -remos, -réis, -rán constituyen el paradigma del futuro de indicativo de cualquier conjugación.
En la lingüística moderna se designa con este nombre al conjunto de unidades que pueden aparecer e intercambiarse en un contexto determinado.
Toda unidad lingüística mantiene dos tipos de relaciones en la lengua: paradigmáticas y sintagmáticas. En El niño ... un cuento, pueden ser compatibles palabras como lee, escribe, mira, comenta, ilustra..., todas ellas mantienen entre sí una relación paradigmática, son intercambiables porque tienen algo en común, el ser verbos; al mismo tiempo, cada una de ellas excluye a las restantes. Cualquiera de estas formas verbales que se incluyera en ese contexto, entablaría con el resto de las palabras que lo forman una relación sintagmática.
Las relaciones paradigmáticas son in absentia, es decir, potenciales, mientras que las sintagmáticas lo son in praesentia. Jakobson ha estudiado todas estas relaciones sobre dos ejes: la sintaxis se ocupa del eje de la concatenación, la semàntica del eje de la sustitución; el eje de la sustitución es el eje paradigmático. Éste está constituido por las relaciones virtuales entre las unidades lingüísticas que pertenecen a una misma clase morfosintáctica o semántica, mientras que el sintagmático es el eje de las combinaciones sintácticas.
En la gramática tradicional se utiliza este término para designar al conjunto de formas flexivas que toman las palabras que presentan flexión, es decir, variaciones en su forma: la conjugación en el verbo; la declinación en sustantivos, pronombres y adjetivos en las lenguas que presentan la categoría de caso... Así: -ré, -rás, -rá, -remos, -réis, -rán constituyen el paradigma del futuro de indicativo de cualquier conjugación.
En la lingüística moderna se designa con este nombre al conjunto de unidades que pueden aparecer e intercambiarse en un contexto determinado.
Toda unidad lingüística mantiene dos tipos de relaciones en la lengua: paradigmáticas y sintagmáticas. En El niño ... un cuento, pueden ser compatibles palabras como lee, escribe, mira, comenta, ilustra..., todas ellas mantienen entre sí una relación paradigmática, son intercambiables porque tienen algo en común, el ser verbos; al mismo tiempo, cada una de ellas excluye a las restantes. Cualquiera de estas formas verbales que se incluyera en ese contexto, entablaría con el resto de las palabras que lo forman una relación sintagmática.
Las relaciones paradigmáticas son in absentia, es decir, potenciales, mientras que las sintagmáticas lo son in praesentia. Jakobson ha estudiado todas estas relaciones sobre dos ejes: la sintaxis se ocupa del eje de la concatenación, la semàntica del eje de la sustitución; el eje de la sustitución es el eje paradigmático. Éste está constituido por las relaciones virtuales entre las unidades lingüísticas que pertenecen a una misma clase morfosintáctica o semántica, mientras que el sintagmático es el eje de las combinaciones sintácticas.
ADAM SMITH define el PARADIGMA, en su libro Los poderes de la Mente, como "un conjunto compartido de suposiciones. Es la manera como percibimos el mundo: agua para el pez. El paradigma nos explica el mundo y nos ayuda a predecir su comportamiento". La nota que hace Smith, sobre la predicción, es de suma importancia, pues es ahí donde está la clave del entendimiento del por qué es indispensable asumir los cambios de paradigma en su dimensión educativa, prospectiva y holística, es decir, en lo que tiene que ver con el logro de unas competencias para asumir desde hoy el futuro y el cambio de manera competitiva."
THOMAS KUHN: Los paradigmas son, una especie de perspectiva bajo la cual se analizan los problemas y se trata de resolverlos. Ejemplo: el movimiento aparentemente irregular de los planetas en el cielo es un problema concreto. Podemos verlo a la luz del paradigma que ofrece la teoría geocéntrica de Aristóteles, según el cual el movimiento de los planetas es absolutamente circular. En éste caso, por lo tanto, la labor del científico será mostrar que la irregularidad de los planetas no es tal y aclarar a qué se debe dicha apariencia. Pero podríamos verlo también partiendo del paradigma de la teoría heliocéntrica. En este último caso podríamos llegar a aceptar la no-circularidad del movimiento real de los planetas, pero sea cual sea la explicación ofrecida, debe aplicarse por igual al resto de los cuerpos celestes. Los paradigmas son, por lo tanto, macroteorías que se aceptan de forma general por toda la comunidad científica y a partir de las cuales se realiza la investigación. El objetivo de la misma es aclarar los posibles fallos del paradigma (como por ejemplo datos empíricos que no coincidan exactamente con la teoría) o extraer todas sus consecuencias. A este proceso de investigación basado en un paradigma se le denomina "ciencia normal".