El Art.
53 de la Ley Universitaria 23733, aun vigente, establece que los haberes de los
docentes se homologan con la de los magistrados judiciales. Eso, es muy
conocido.
Pero
realmente, ¿cuanto ganan los
magistrados? Eso no es ningún
misterio. Documentación oficial admite que además del Básico, los magistrados
reciben un “plus” denominado “Asignación Especial por Alta Función
Jurisdiccional”, cuyos montos totales ascienden a cifras que se muestran en el
Cuadro adjunto, que de aplicarse estrictamente el Art. 53 de la Ley U., esos, al menos deberían ser los
haberes de los docentes universitarios.
El mes
pasado, surgió una controversia entre el Tribunal Constitucional y el
Presidente del Poder Judicial, César San Martin. El dictamen del Tribunal
Constitucional, ante el reclamo de los vocales superiores y jueces de menos
rango, establece que los haberes de éstos deberían ajustarse al 90%, 80% y 70%
de los haberes de un Vocal Supremo (que se presenta en el Cuadro adjunto). San
Martin, menciona que es exagerado dicho dictamen y mas bien propone que los
nuevos montos sean 16,200 ;
12,980 y 11,170
respectivamente, que es lo mas probable que se ejecute en el nuevo presupuesto
del 2013.
De esta
información, surgen varios comentarios, y uno de ellos sería por ejemplo, ¿Qué de especial hacen los
magistrados en comparación con docentes universitarios, maestros, médicos,
policías, militares, etc. que se asignen tan descomunales sueldos? Un simple repaso del desempeño del
Poder Judicial, descalifica totalmente su servicio a la sociedad. El fallo de
Villa Stein, es la más emblemática muestra de la podredumbre que corroe a éste
Poder, el enredo de los petroaudios, es otro caso.
Asimismo,
internamente, algunas autoridades consideran que la homologación parcial, que se logró después de una ardua
y prolongada brega, desarrollada por nuestro gremio, la ADUNA, es suficiente y
reclaman que “sí, ahora deberían dedicarse a la Universidad”, dejando de lado
las bonificaciones que por Ley, Estatuto y Reglamento son irrenunciables, dentro
de ellos la Dedicación Exclusiva. Y no solo eso, se pretende desconocer deudas
por devengados, y el legítimo derecho al ascenso, cuando se cumplen los
requisitos que la normatividad legal establece. Y ese reclamo de “no dedicarse
a la Universidad”, es macizamente infundado, porque la gran mayoría de docentes
se entrega con creces a las labores universitarias, de enseñanza, investigación
y proyección a la comunidad.
Otro
comentario que surge, ¿tendríamos realmente la capacidad y las agallas para
conquistar el estricto cumplimiento de la “nueva” homologación?. La notable
distancia de haberes entre Profesores Principales, Asociados, Auxiliares y
Jefes de Práctica y contratados, obliga a una seria
evaluación, de lo que podemos y debemos hacer. Como todo es parte de un
proceso, habría que empezar por tomar real conciencia del trato económico que
recibimos. Ocurre que como hemos estado acostumbrados, por décadas, al maltrato
económico, una ligera mejora, apaga u opaca nuestra autoestima, y creemos que
ya es suficiente. En poco tiempo, nos daremos cuenta que esa mejora pasajera,
se esfumará, ya que la gran mayoría pertenecemos a la ley 19990. Las
dificultades que pasan nuestros colegas cesantes y jubilados son una muestra
evidente de lo que comentamos.
Empecemos
por informarnos, prosigamos por fortalecer nuestro gremio, forjar una sólida
unidad, y mejorar la organización. Dispuestas nuestras fuerzas, sumando a las
de otras Ues., todo puede ser posible. La razón nos asiste, la ley nos ampara,
lo que solo falta es nuestra decisión. Afortunadamente hemos logrado un
aprendizaje en las jornadas del último quinquenio.
Y sobre
todo, poner en el tapete el tema de la educación, como herramienta de desarrollo, y la
Universidad y sus necesidades como catalizador. No puede haber argumentos de
que “no hay dinero”. No se dice que la economía peruana es el “nuevo tigre de
Latinoamérica”?.
Pero
también parte de eso, es fraguar el compromiso
institucional, la identidad molinera, y
eso se logra básicamente atendiendo y mejorando lo más valioso que tiene la
Universidad que son sus recursos humanos: sus docentes. Por eso es importante
una mayor atención a los reclamos de los docentes. Así como a los reclamos de
los trabajadores y estudiantes.
La Molina, Octubre de 2012
Guillermo
Aguirre