Según concluye un estudio llevado a cabo por investigadores del Westlake Surgery del Sistema Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido y publicado en el último número de la revista British Medical Journal (2009;339:b3827), los tratamientos actuales para las mujeres que han sufrido un aborto espontáneo en su juventud no afectan la fertilidad a largo plazo.
Cerca del 15% de los embarazos terminan en aborto espontáneo, por lo general en el primer trimestre de gestación. Y de manera tradicional, el tratamiento estándar ha sido la cirugía para eliminar tejido que permanece en el útero, si bien a muchas mujeres se les ofrece en la actualidad tratamiento médico, cuando no se les ofrece una opción más conservadora: la gestión expectante –el consabido “vigilar y esperar”.
En este contexto, las investigaciones previas, si bien habían mostrado que los índices de infección con los tres métodos resultan prácticamente similares, han ofrecido poca información sobre los efectos a largo plazo sobre la fertilidad.
Así, el nuevo estudio, dirigido por la Dra. Lindsay F.P. Smith, fue llevado a cabo con 762 mujeres que habían recibido tratamiento expectante, médico o quirúrgico para los abortos espontáneos en la juventud. Y cuando se les preguntó acerca de embarazos y nacimientos vivos subsiguientes, el 83,6% de las mujeres informó sobre embarazos posteriores y el 82% había tenido un nacimiento vivo.
Elevada tasa de éxito
Los investigadores hallaron que el 78,7% de las que recibieron tratamiento médico informó sobre nacimientos vivos dentro de los cinco años siguientes al aborto espontáneo, cifra que en el caso de las que se sometieron a gestión expectante se estableció en el 79%. En el caso de la cirugía, el porcentaje fue del 81,7%.
A este respecto, los autores del estudio observaron que las mujeres de mayor edad y las que experimentaron tres o más abortos espontáneos tenían muchas menos probabilidades de un parto vivo subsiguiente. En definitiva, como concluye la Dra. Smith, “se puede asegurar a las mujeres que las preocupaciones de fertilidad a largo plazo no tienen por qué afectar la decisión sobre el método de gestión del aborto espontáneo”.
Cerca del 15% de los embarazos terminan en aborto espontáneo, por lo general en el primer trimestre de gestación. Y de manera tradicional, el tratamiento estándar ha sido la cirugía para eliminar tejido que permanece en el útero, si bien a muchas mujeres se les ofrece en la actualidad tratamiento médico, cuando no se les ofrece una opción más conservadora: la gestión expectante –el consabido “vigilar y esperar”.
En este contexto, las investigaciones previas, si bien habían mostrado que los índices de infección con los tres métodos resultan prácticamente similares, han ofrecido poca información sobre los efectos a largo plazo sobre la fertilidad.
Así, el nuevo estudio, dirigido por la Dra. Lindsay F.P. Smith, fue llevado a cabo con 762 mujeres que habían recibido tratamiento expectante, médico o quirúrgico para los abortos espontáneos en la juventud. Y cuando se les preguntó acerca de embarazos y nacimientos vivos subsiguientes, el 83,6% de las mujeres informó sobre embarazos posteriores y el 82% había tenido un nacimiento vivo.
Elevada tasa de éxito
Los investigadores hallaron que el 78,7% de las que recibieron tratamiento médico informó sobre nacimientos vivos dentro de los cinco años siguientes al aborto espontáneo, cifra que en el caso de las que se sometieron a gestión expectante se estableció en el 79%. En el caso de la cirugía, el porcentaje fue del 81,7%.
A este respecto, los autores del estudio observaron que las mujeres de mayor edad y las que experimentaron tres o más abortos espontáneos tenían muchas menos probabilidades de un parto vivo subsiguiente. En definitiva, como concluye la Dra. Smith, “se puede asegurar a las mujeres que las preocupaciones de fertilidad a largo plazo no tienen por qué afectar la decisión sobre el método de gestión del aborto espontáneo”.
Gracias a Jano.
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