PEDIATRÍA
JANO.es · 16 Octubre 2009 11:00
Reduce la fiebre consecuente con la vacunación, pero también la repuesta a ciertos antígenos de la vacuna, por lo que no debe usarse rutinariamente
El paracetamol empleado en el momento de la inmunización reduce el efecto inmunizador de las vacunas en los niños, según concluye un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de la Defensa en Hradec Kralove (República Checa) y publicado en el último número de la revista The Lancet (2009;374:1339- 50).
Como recuerdan los autores, la fiebre es parte del proceso inflamatorio normal del organismo después de recibir una inmunización. “Y en ocasiones, el paracetamol se administra profilácticamente para aliviar los miedos de los padres de fiebre alta o convulsiones febriles en niños después de las vacunaciones infantiles de rutina”.
Sin embargo, si bien el paracetamol reduce la fiebre posterior a la vacunación, también disminuye la respuesta del niño ante algunos antígenos de la vacuna. Por este motivo, concluyen, “el uso de paracetamol profiláctico no debería ser recomendado como rutina”.
Los investigadores realizaron dos estudios consecutivos, uno en el momento de las vacunaciones infantiles iniciales y el otro durante las inyecciones de refuerzo posteriores. Las vacunaciones eran las de rutina que se llevan a cabo en niños de países desarrollados para proteger frente a las enfermedades de neumococo, gripe hemofílica tipo B, difteria, tétano, tosferina, hepatitis B, polio y rotavirus.
Interferencia sobre la prevención de la inflamación
Los bebés de 10 centros de la República Checa fueron asignados aleatoriamente a recibir, o no, tres dosis de paracetamol profiláctico cada 6-8 horas en las primeras 24 horas siguientes a la vacunación. El principal objetivo del estudio era la reducción de la fiebre de 38 grados o superior y el objetivo secundario consistía en analizar el grado de inmunización de las vacunas.
Los resultados mostraron que, después de las vacunas iniciales, una proporción más pequeña de niños del grupo del paracetamol tenía temperaturas por encima de los 38 grados en comparación con el grupo control. Se observaron resultados similares tras las vacunaciones de refuerzo.
La medida de la respuesta del sistema inmune a la vacuna, denominada concentración media geométrica de anticuerpos (GMC), era significativamente menor en el grupo del paracetamol que en el grupo control. Esto sucedía en el caso de los anticuerpos para los neumococos, la gripe hemofílica tipo B, la difteria, el tétanos y la tosferina. Después de las vacunaciones de refuerzo, el menor recuento de anticuerpos para el tétanos y para los neumococos persistió en el grupo del paracetamol.
Como apuntan los investigadores, “este efecto del paracetamol sobre las respuestas inmunes tras la vacunación no se había descubierto antes, y podría deberse a la interferencia del medicamento sobre la prevención de la inflamación”. Así, postulan que el paracetamol podría reducir las respuestas inmunes porque interfiere con la fase inicial de las reacciones inmunes tras la vacunación que requiere de la interacción entre diferentes células del sistema inmune.
Para corroborar su hipótesis, los autores analizaron los resultados de 10 estudios recogidos en la bibliografía, constatando que el paracetamol interfiere con las respuestas ante la vacuna si se administra de forma preventiva. Por el contrario, el efecto podría ser menor cuando se utiliza una vez que aparece la fiebre. En definitiva, “el paracetamol no debe ser empleado como medio profiláctico de rutina durante las vacunaciones”.
Reduce la fiebre consecuente con la vacunación, pero también la repuesta a ciertos antígenos de la vacuna, por lo que no debe usarse rutinariamente
El paracetamol empleado en el momento de la inmunización reduce el efecto inmunizador de las vacunas en los niños, según concluye un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de la Defensa en Hradec Kralove (República Checa) y publicado en el último número de la revista The Lancet (2009;374:1339- 50).
Como recuerdan los autores, la fiebre es parte del proceso inflamatorio normal del organismo después de recibir una inmunización. “Y en ocasiones, el paracetamol se administra profilácticamente para aliviar los miedos de los padres de fiebre alta o convulsiones febriles en niños después de las vacunaciones infantiles de rutina”.
Sin embargo, si bien el paracetamol reduce la fiebre posterior a la vacunación, también disminuye la respuesta del niño ante algunos antígenos de la vacuna. Por este motivo, concluyen, “el uso de paracetamol profiláctico no debería ser recomendado como rutina”.
Los investigadores realizaron dos estudios consecutivos, uno en el momento de las vacunaciones infantiles iniciales y el otro durante las inyecciones de refuerzo posteriores. Las vacunaciones eran las de rutina que se llevan a cabo en niños de países desarrollados para proteger frente a las enfermedades de neumococo, gripe hemofílica tipo B, difteria, tétano, tosferina, hepatitis B, polio y rotavirus.
Interferencia sobre la prevención de la inflamación
Los bebés de 10 centros de la República Checa fueron asignados aleatoriamente a recibir, o no, tres dosis de paracetamol profiláctico cada 6-8 horas en las primeras 24 horas siguientes a la vacunación. El principal objetivo del estudio era la reducción de la fiebre de 38 grados o superior y el objetivo secundario consistía en analizar el grado de inmunización de las vacunas.
Los resultados mostraron que, después de las vacunas iniciales, una proporción más pequeña de niños del grupo del paracetamol tenía temperaturas por encima de los 38 grados en comparación con el grupo control. Se observaron resultados similares tras las vacunaciones de refuerzo.
La medida de la respuesta del sistema inmune a la vacuna, denominada concentración media geométrica de anticuerpos (GMC), era significativamente menor en el grupo del paracetamol que en el grupo control. Esto sucedía en el caso de los anticuerpos para los neumococos, la gripe hemofílica tipo B, la difteria, el tétanos y la tosferina. Después de las vacunaciones de refuerzo, el menor recuento de anticuerpos para el tétanos y para los neumococos persistió en el grupo del paracetamol.
Como apuntan los investigadores, “este efecto del paracetamol sobre las respuestas inmunes tras la vacunación no se había descubierto antes, y podría deberse a la interferencia del medicamento sobre la prevención de la inflamación”. Así, postulan que el paracetamol podría reducir las respuestas inmunes porque interfiere con la fase inicial de las reacciones inmunes tras la vacunación que requiere de la interacción entre diferentes células del sistema inmune.
Para corroborar su hipótesis, los autores analizaron los resultados de 10 estudios recogidos en la bibliografía, constatando que el paracetamol interfiere con las respuestas ante la vacuna si se administra de forma preventiva. Por el contrario, el efecto podría ser menor cuando se utiliza una vez que aparece la fiebre. En definitiva, “el paracetamol no debe ser empleado como medio profiláctico de rutina durante las vacunaciones”.
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El paracetamol profiláctico reduce el efecto inmunizador de la vacunación en niños
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