Sud America Sigue Girando a la Izquierda: Triunfo en Brasil
La izquierdista Dilma Rousseff ganó el domingo las elecciones de Brasil y prometió mantener a la mayor economía latinoamericana en el camino de prosperidad iniciado por el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, que permitió a millones de ciudadanos salir de la pobreza. Seguir leyendo el arículo
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El Tribunal Supremo Electoral declaró vencedora en segunda vuelta a la oficialista Rousseff, que sumó un 56,05 por ciento de los votos y aventajó por 12 puntos a José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Miles de simpatizantes salieron a las calles de Sao Paulo y de la capital Brasilia, bailando y ondeando banderas rojas del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) mientras sonaban las bocinas de coches para celebrar la victoria de la primera mujer que llega a la presidencia de Brasil en la historia.
"Agradezco muy especialmente al presidente Lula. Tener la honra de su apoyo, tener el privilegio de su convivencia, haber aprendido de su inmensa sabiduría, son cosas que se guardan para toda la vida", dijo Rousseff el domingo por la noche ante sus seguidores en el primer discurso como presidenta electa.
Desde la moderna capital, Brasilia, hasta las favelas de Río de Janeiro, los votantes repitieron el tema que definió la campaña: la esperanza de que Rousseff, de 62 años, continúe con los planes sociales y las políticas económicas de su mentor, el popular Lula.
"El país nunca ha estado tan bien como ahora", dijo Milton Carneiro, un ingeniero que votó por Rousseff en Brasilia. "Espero que las cosas continúen de este modo", agregó.
Ese sentimiento fue lo que Serra no pudo vencer. El mismo candidato reconoció en el momento de votar que libraba "una batalla desigual", en aparente referencia a la economía en crecimiento, que ha llevado a muchos brasileños a gastar dinero por primera vez en coches, televisores y otros bienes.
Rousseff prometió el domingo que no recortará programas sociales ni el gasto en infraestructura, pero dijo que intentará mejorar la calidad de los desembolsos públicos y trabajar con el Congreso para lograr reformas políticas y también en el pujante sector petrolero del país.
"Cuidaremos nuestra economía con toda responsabilidad. El pueblo brasileño no acepta más inflación como solución irresponsable a eventuales desequilibrios, el pueblo brasileño no acepta que gobiernos gasten por encima de lo que es sustentable", dijo Rousseff en su discurso.
"Por eso, haremos todos los esfuerzos para mejorar la calidad del gasto público, por la simplificación y atenuación de la tributación y la competitividad de los servicios públicos", acotó.
Rousseff, que militó en organizaciones guerrilleras y fue torturada en la década de 1970 por la dictadura militar, deberá concentrarse en las asignaturas pendientes para que Brasil finalmente deje el camino del subdesarrollo.
En la agenda está la lucha por contener la apreciación de la moneda local, el real, que está afectando a los exportadores; volver a dejar el gasto fiscal bajo control; e invertir en infraestructura antes del Mundial de Fútbol 2014 y de los Juegos Olímpicos 2016, que tendrán lugar en Brasil.
Pero la ex jefa de Gabinete de Lula muestra poco apetito por grandes reformas económicas y se espera que mantenga en líneas generales las políticas del mandatario saliente, concentrándose en mejorar la eficiencia del Gobierno, reducir la burocracia y ampliar el papel estatal en áreas estratégicas.
"Esperamos una continuación de las políticas económicas decentes llevadas a cabo por Lula, pero desafortunadamente parece que no hay lugar para las reformas estructurales que Brasil necesita para optimizar el gasto público", dijo Alberto Bernal, jefe de investigación en Bulltick Capital Markets.
Una de las luces de alerta de Brasil es justamente el gasto público, que los analistas recomiendan recortar porque la economía no crecerá a un ritmo tan acelerado el próximo año.
El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, anunció el domingo que el Gobierno revelará medidas en las próximas semanas para asegurar un fuerte crecimiento económico.
Se espera que la economía brasileña crezca este año un 7,5 por ciento. Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que la expansión de Brasil se desacelere a un 4,1 por ciento el próximo año.
EFECTO LULA
Dado que la Constitución prohíbe a Lula, un ex líder sindical, presentarse a un tercer mandato consecutivo, la mayoría de los brasileños vio a su protegida Rousseff -una mujer pragmática pero sin el carisma de Lula - como la mejor alternativa.
A los más pobres les ha ido especialmente bien durante los ocho años de mandato de Lula.
Juarez Alves, de 50 años, dijo que la reactivación económica ha transformado tanto a la gigantesca favela Rocinha, en Río de Janeiro, como al empobrecido estado nororiental del que es oriundo, donde las iniciativas de bienestar de Lula e inversiones en infraestructura han tenido los mayores efectos.
"Donde vive mi madre ahora hay luz, agua y la ciudad está toda bonita", afirmó Alves, un portero, después de votar por Rousseff. "Lo que Lula hizo por el noreste no lo hizo nunca nadie", agregó.
Rousseff, quien superó hace poco tiempo un cáncer y era la primera vez que se presentaba a un cargo de elección popular, no había logrado ganar en la primera ronda el 3 de octubre y se quedó corta del 50 por ciento de los votos que necesitaba apenas por tres puntos porcentuales.
Entonces, algunos escándalos de corrupción que estallaron en el último momento dentro del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y algunas de sus opiniones sobre temas sociales decepcionaron a los votantes. Pero el domingo la economista y ex ministra de Energía logró recuperarse.
"Para los que nos imaginan derrotados, yo quiero decir: apenas estamos comenzando una lucha", dijo Serra. "Vamos a dar nuestra contribución al país en defensa de la patria, de la libertad, de la democracia, (...) de la justicia social".
Lula reconoció que Rousseff no tiene tanta experiencia política, pero dijo que la escogió por sus habilidades como administradora.
El mandatario saliente asegura que esas cualidades van a ser críticas en los próximos cuatro años mientras Brasil intenta modernizar su infraestructura y ponerla a la altura de sus ambiciones como potencia mundial emergente.
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