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viernes, 2 de octubre de 2009

Los ISRS durante el embarazo duplican los defectos congénitos en los neonatos


De acuerdo con las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y publicado en el último número de la revista British Medical Journal (2009;339:b3569), el consumo de inhibidores selectivos de la recaptación de serotinona (ISRS) para tratar la depresión antes de la concepción y durante la gestación duplica el riesgo de defectos cardíacos congénitos en los neonatos. Todo ello, como resaltan los autores, “teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los bebés de las mujeres que toman este tipo de antidepresivos no desarrolla este tipo de malformaciones”.

La bibliografía recoge estudios previos en los que el uso de los ISRS en el embarazo se asocia con malformaciones cardíacas congénitas y otros defectos más graves. Sin embargo, el nuevo trabajo, llevado a cabo con casi medio millón de niños nacidos en Dinamarca entre 1996 y el 2003, muestra, como apunta el Dr. Lars Henning Pedersen, director de la investigación, “que sólo las malformaciones cardíacas estarían asociadas con el uso de antidepresivos”.

La fluoxetina, la sertralina y el citalopram aumentaron ese riesgo más que otros fármacos, como también lo hizo el uso de más de un antidepresivo por vez. El uso de ISRS entre los 28 días antes y los 112 días después de la concepción duplicó el riesgo de malformación cardíaca. Concretamente, el uso de sertralina triplicó el riesgo, mientras que el de citalopram lo duplicó, y usar más de un ISRS casi quintuplicó las probabilidades de que el bebé desarrolle una malformación cardíaca.

A pesar de todo, la cantidad de niños nacidos con esos defectos se mantuvo bastante reducida: por cada 250 embarazadas que no usaron ISRS, nació un bebé con la malformación, mientras que por cada 250 mujeres que los un ISRS, nacieron dos bebés con el defecto. Por último, por cada 200 mujeres que tomaron más de un ISRS, nacieron cuatro bebés con la malformación.
Gracias a Jano y enviado por M. Cuadros.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Marisco para combatir la depresión durante el embarazo.



Las gestantes que no comen marisco, fuente de ácidos grasos omega-3, son un 50% más propensas a la aparición de síntomas depresivos


Consumir marisco rico en ácidos grasos omega-3 podría mejorar el humor de las mujeres que se sienten deprimidas durante el embarazo, según sugiere un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y publicado en el último número de la revista Epidemiology (2009;20:598-603).

Concretamente, los investigadores, dirigidos por Dra. Jean Golding, hallaron una relación entre la baja ingesta de ácidos grasos omega-3 provenientes de mariscos y el aumento del riesgo aparición de síntomas depresivos durante el embarazo.

El equipo estudió a 9.960 embarazadas. A las 32 semanas de gestación, las mujeres completaron cuestionarios que incluían preguntas sobre el estado de ánimo y la cantidad de marisco que comían semanalmente entre 1991 y 1992, un período en el que el marisco eran la principal fuente de ácidos grasos omega-3 en el Reino Unido.

Comparadas con las embarazadas que consumían tres o más platos de marisco por semana (1,5 gramos de ácidos grasos omega-3), aquellas que no comían este tipo de alimento eran un 50% más propensas a informar sobre la aparición de síntomas de depresión a las 32 semanas de gestación. Y en palabras de la Dra. Golding, “asumimos que el omega-3 es el factor involucrado, si bien la vitamina D y el yodo en el pescado podrían también minimizar los síntomas de depresión”.

La asociación entre el bajo consumo de marisco y la mayor cantidad de síntomas de depresión es independiente de otros factores de riesgo de depresión.


¿Y el mercurio?

La depresión durante el embarazo es perjudicial para la madre y para el bebé. Y aunque es común en los países occidentales, la depresión estaría prácticamente ausente en los países donde las personas comen mucho pescado.

Los investigadores instaron a la realización de más estudios sobre la relación entre el marisco y la depresión en el embarazo, particularmente debido a la recomendación de limitar la ingesta de marisco durante la gestación por su contenido de mercurio. Pues como concluyen los propios autores, “es posible que limitar el consumo de acuerdo con este consejo aumente el riesgo de síntomas depresivos maternos durante el embarazo”.


Gracias a Jano.

martes, 4 de agosto de 2009

LOS DEFECTOS CONGENITOS NO CROMOSOMICOS NO DEPENDEN DE LA EDAD DE LA GESTANTE


Dependen de los factores reproductivos, sociales, étnicos, de exposición o de estilo de vida

Los defectos congénitos de origen no cromosómico son más frecuentes en los hijos de madres adolescentes que de otras edades. No obstante, existe poca información sobre este riesgo, razón por la que investigadores de la Universidad del Ulster en Jordanstown (Reino Unido) han analizado los datos del EUROCAT, una red de registros poblacionales de malformaciones congénitas con casi un tercio de los nacimientos en Europa, en aras de evaluar la relación entre edad y este tipo de malformaciones.

De acuerdo con los resultados, publicados en el último número de la revista International Journal of Obstetrics and Gynaecology (2009;116:1111-1119), la prevalencia total de malformaciones congénitas no cromosómicas fue de 22,4 por cada 1.000 nacimientos y varió entre los 26,5 por cada 1.000 partos de madres menores de 20 años y los 21,4 por cada 1.000 partos de madres de entre 35 y 39 años.

Las madres adolescentes eran 6,3 veces más propensas que las que tenían entre 25 y 29 años a tener un bebé con un cierre defectuoso de la pared abdominal (gastroesquisis), así como casi cinco veces más propensas a tener un bebé con malformaciones por la infección materna durante el primer trimestre.


Factores ambientales

Asimismo, la probabilidad de desarrollar dos defectos cardíacos, atresia y estenosis tricúspide fue casi tres veces mayor entre las madres adolescentes. El riesgo de anencefalia y problemas en los sistemas nervioso y digestivo también fue mayor en ese grupo de edad.

Por su parte, las mujeres de entre 35 y 44 años fueron más propensas que las madres de entre 25 y 29 años a tener bebés con síndrome de alcoholismo fetal (SAF), pero eran menos que el resto a tener hijos con malformaciones congénitas no cromosómicas.

En palabras del Dr. M. Loane, director de la investigación, “el patrón de riesgo de la edad materna difiere entre los países, lo que sugiere que no sería la edad biológica la que está asociada con el riesgo de anormalidades congénitas no cromosómicas, sino los factores reproductivos, sociales, étnicos, de exposición o de estilo de vida, que se relacionarían con la edad materna, según el país europeo de que se trate”.

Las intervenciones, concluyó el equipo, son necesarias para reducir los factores de riesgo ambientales para los defectos congénitos no cromosómicos, “con especial atención a las madres jóvenes, entre las que algunos factores de riesgo son más prevalentes”.

Gracias a JANO.