miércoles, 29 de julio de 2009

El potasio en la hipertensión arterial.

Cuando se toman ciertos fármacos para controlar la hipertensión se elimina una cantidad extra de minerales
El consejo dietético para una persona que sufre hipertensión arterial debe acompañarse, en la mayoría de ocasiones, del uso de fármacos antihipertensivos que ayudan a reducir los niveles de presión arterial. Sin embargo, la mayoría de estos medicamentos conllevan ciertos efectos secundarios que conviene recordar.

Los fármacos que se prescriben para controlar la hipertension arterial tienen, en numerosas ocasiones, un efecto diurético, ya que sirven para aumentar la producción y el volumen de la orina, lo que permite evitar o reducir una situación de retención de líquidos. Y es fundamental regular esa eliminación de líquidos, puesto que para el corazón implica una mayor carga de trabajo porque ha de bombear un mayor volumen de sangre. También es importante controlar la sal de los alimentos con el fin de reducir el riesgo de retención hídrica y regular el trabajo del corazón.

El consumo de los diuréticos tiene, en numerosas ocasiones, efectos negativos. Al tiempo que sirven para eliminar líquidos también fuerzan la eliminación de potasio a través de la orina en cantidades superiores a lo normal. Si las pérdidas no se compensan con una adecuada ingesta, se corre el riesgo de sufrir su carencia. La falta de potasio puede provocar debilidad de los músculos, taquicardia, sed y falta de apetito.

Para evitar estas alteraciones es necesario seguir una dieta variada y equilibrada que asegure un consumo suficiente de alimentos ricos en minerales como hortalizas y verduras, legumbres, patatas, frutas frescas y secas, cereales integrales y frutos secos. En general, todos los alimentos vegetales se caracterizan por su riqueza en potasio.
Compensar las pérdidas
Desde un punto de vista práctico y con el fin de compensar las pérdidas de potasio, es preferible consumir frutas y verduras crudas, ya que las preparaciones culinarias en las que se añade agua o interviene el calor -en particular el remojo y el hervido- disminuyen el contenido del mineral. Para cubrir los requerimientos de potasio de una persona adulta es necesario incluir en su alimentación diaria tres piezas de fruta, una ración de ensalada y un plato de verdura con patata.
Además, para compensar las pérdidas extras se puede tomar un plátano, una de las frutas que más potasio contiene. Otros alimentos útiles son la piña, el albaricoque, las ensaladas, las frutas secas y todos los frutos secos, consumidos de manera cruda y sin sal. Como prevención, debe saberse que una dieta variada y equilibrada proporciona una cantidad suficiente de este mineral.
REDUCIR EL POTASIO DE LOS VEGETALES
Hay determinadas enfermedades, sin embargo, en las que sucede todo lo contrario. Un ejemplo de ello es la insuficiencia renal, donde es habitual que se paute una dieta con bajo contenido de potasio. El potasio es un mineral incluido de forma natural en nuestro organismo y necesario para un correcto funcionamiento del sistema nervioso. No obstante, en ciertas enfermedades aumenta por encima de su nivel normal en sangre y se corre el riesgo de sufir dolencias cardiacas, más o menos graves si no se toman las medidas oportunas.
Esto hace necesario limitar los alimentos de la dieta que son ricos en potasio y usar distintas técnicas de preparación que permiten reducir la cantidad de potasio de los alimentos como el remojo prolongado o la doble cocción.
El remojo prolongado: por ser el potasio un mineral soluble en agua, podemos someter los alimentos a remojo, sin deteriorar ni disminuir su sabor, y sí reducir su contenido en potasio. Se recomienda poner el alimento a remojo durante más de 10 horas, cambiando el agua cuantas veces sea posible. Se aconseja utilizar este sistema con legumbres, patatas (previamente troceadas), conservas de verduras, conservas de legumbres y productos congelados antes de ser cocinados.
La doble cocción: se trata de dar dos hervores en abundante cantidad de agua a todas las verduras, hortalizas, legumbres y patatas, cambiando el agua tras la primera cocción. Este agua se debe desechar siempre.

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